Nadie conoce mejor los mecanismos de la censura en Cuba que quienes escriben en los pocos periódicos de tirada nacional. La prensa se ha convertido aquí en una profesión escabrosa que obliga a medir los adjetivos, sopesar los temas y esconder muchas veces la opinión personal en aras de conservar el empleo. Es una decisión de vida ser un periodista de los medios oficiales, lo sé, pero también conozco algunos que se han quedado atrapados en los vericuetos de la complicidad, esperando ese día en que puedan escribir lo que piensan.
De aquella redacción del periódico Juventud Rebelde donde trabajó Reinaldo hasta 1988, queda muy poco, pues la mayoría de sus colegas de entonces viven hoy en Miami, México y España. Otros se han retirado de la profesión, desengañados ante la abortada glasnost y los consecutivos llamados a la crítica, que terminaron por ser un cebo para los más atrevidos. José Alejandro Rodríguez sobrevivió a todo eso y lleva su batalla personal en la sesión “Acuse de recibo”, donde publica las cartas de los lectores con sus reclamos e interrogantes. Cada vez que leo su cruzada contra el burocratismo y lo mal hecho, percibo el conteo regresivo que probablemente culminará con su silenciamiento profesional.
Hace unos días, José Alejandro no pudo más. Sacó de sí todo lo que tenía acumulado sobre la “excesiva centralización” a la que está sometida la prensa en esta Isla y condenó el secretismo que rodea las decisiones gubernamentales. En su artículo “Contra los demonios de la información secuestrada” se palpa el verbo de un hombre honesto que todavía cree en la posibilidad de humanizar el actual sistema a través de la transparencia informativa. Discrepo sana y respetuosamente con él, pues lo que se ha desarrollado sobre la base de esconder, condenar y filtrar no puede sobrevivir a la luz clara que emana de un periodismo incisivo y libre.
Las tres cuartillas de su arenga duraron apenas unas horas en la versión online de JR. El artículo fue secuestrado por los sagaces halcones de la ortodoxia, quienes conocen bien el peligro de una Nación que comienza a enterarse de todo aquello que le esconden.
Una copia del artículo “Contra los demonios de la información secuestrada” se puede leer aquí.
No Comment! Be the first one.