1.- ¿Hasta donde es efectiva la reunificación de Alemania?
La canciller alemana Angela Merkel, con motivo de conmemorarse los veinte años de la desaparición de la división de dos Alemanias dijo “El Muro es historia, la reunificación es una realidad” esta afirmación la complementa cuando reconoce que “…ya no es un recuerdo vivo en la mente de los alemanes…lo mas importante se ha logrado”, refiriéndose a los años de esfuerzo y al enorme coste económico.
Ese es un aspecto de la realidad actual que vive Alemania vista desde la perspectiva de un político que vivió en la República Democrática y allí se formó, pero que hoy goza a plenitud de la vida que ofrece el Estado social de derecho consagrado en la carta Fundamental de 1948. Sin embargo, aún hay un número importante de ciudadanos que se sienten y viven marginados por su origen –ser productos de la Alemania comunista-, aún en contra de su voluntad porque cuando se produjo la división de Alemania por las potencias, el pueblo no fue consultado. Fue simplemente un pacto político, que por años fue el paradigma de la “Guerra Fría”. Estos alemanes que pertenecieron al oeste se sienten desadaptados, que no gozan por igual de los mismos derechos e, incluso, que no tienen las mismas oportunidades. Este fenómeno sociológico e, incluso, psicológico tiende a ser obviado con el pretexto de que somos una sola Alemania.
2.- ¿Porqué dos Alemanias?
Hagamos un poco de memoria, la rendición de Alemania se produjo en mayo de 1945. Cuatro millones de alemanes, de las naciones vecinas y de los territorios anexados por Polonia y la URSS, se tuvieron que trasladar a una de las cuatro zonas en que fue dividida Alemania, mientras permaneció ocupada por
Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la URSS. El desacuerdo entre los ex aliados sobre el futuro gobierno determinó la creación, en 1949, de la República Federal de Alemania (RFA), en el Oeste, y la República Democrática Alemana (RDA), en el Este.
La soberanía de ambas Alemanias fue reconocida en 1955 por sus ocupantes respectivos. En el contexto de la Guerra Fria, la RFA se integró a la OTAN (Organización del tratado del Atlántico Norte) y la RDA al Pacto de Varsovia.Entre 1949 y 1961, unos 3 millones de alemanes orientales emigraron hacia la RFA. En agosto de 1961, la RDA prohibió la emigración a Occidente. Para hacer efectiva la decisión, cerró sus fronteras y construyó un muro de concreto coronado y rodeado de alambradas de púas, que se extendía por 45 kilómetros que dividían a Berlín en dos, la parte oriental y la occidental y, se extendía por otros 115 kilómetros que separaban a Berlín de la RDA . Después de cuatro (4) generaciones de construcciones y reconstrucciones y de un segundo muro en 1962, fue abierto el 9 de noviembre de 1989 y destruido a finales de 1990 cuando colapsó la URSS poniéndose fin a la Guerra Fría.
En febrero de 1990, el gobierno de la RDA aprobó la unión alemana y el retiro de las tropas extranjeras de su territorio. La fusión se consagró en agosto de 1990, con el nombre de República Federal Alemana. La unión política fue posible cuando la ex URSS aceptó el ingreso de la ex RDA en la OTAN.
3.- El muro que ya no está ¿significa un símbolo, una idea o parte de la historia?
El muro de Berlín es un hecho concreto que costó la vida de muchas personas y que desgarró familias enteras separadas a causa de la imposición totalitaria de ordenes políticas. Por eso significa dolor, intransigencia, dictadura. No importa donde se edifique ni donde esté, un muro es separación, aislamiento y muerte cuando obedece a factores de dominación.
Ahora bien, casi todos los análisis que se publican sobre el tema parten de asociar muro y reunificación manteniendo una explicación política válida, ya que hace veinte años entre agosto y diciembre de 1989 “cayeron o abdicaron el régimen de Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Alemania del Este, Rumania y Bulgaria. … ” y se destacan los movimientos sociales que desempeñaron un gran papel en aquél cambio” (Rafael Poch Corresponsal en Berlín periódico La Vanguardia sábado 7 de noviembre 2009), pero la verdadera fuerza de su destrucción fue la de los miles de alemanes que no soportaron seguir viviendo separados de sus afectos.
En esta oportunidad quisiera traer como elemento definitorio para entender cual es la fuerza que moviliza la sociedad, los motivos que la llevan precisamente a no renunciar a la influencia sobre los asuntos públicos que afectan a su ciudad, a su país, pasando por la familia, el presente y futuro de sus miembros.
Recordemos que el muro fue construido para que la gente no pasara a Berlín occidental y escindir el mundo comunista del “fascista”. La pena para el que pretendiera saltarlo era la ejecución allí mismo. El muro los separaba de la libertad. Esto incluía no solo la libertad de conciencia, de expresarse, de elegir, sino igualmente la libertad de desplazarse de una acera a otra en una calle, de poder mirar hacia la otra orilla, hasta ver y recrearte con el paisaje de tu vida. Sin libertad y en pobreza nadie quiere vivir.
Ciertamente que al lado de cada familia alemana, separada o no, el muro constituía un elemento de contención de tráfico de personas, y trasmitía la carga de miedo que significaba sacrificar la vida si intentabas traspasarlo. La realidad política es que el ser humano se hace indómito ante la violencia de encarcelarlo aunque sea en un pedazo de ciudad, más cuando no existe comportamiento alguno que violente normas de conducta y convivencia, por el contrario se impone una decisión porque así debe ser, donde motivos pueden haber muchos pero no pueden sostenerse con la razón.
No sólo el vinculo familiar se manifestó en la conducta de los alemanes que derribaron el muro, sino también la actuación implícita donde se muestra continuamente la adhesión colectiva al derecho consustancial a todo ciudadano de ser persona titular de derechos que sólo le son propios a él, como el de circular en su ciudad, en el territorio del Estado al que pertenece, de salir o entrar de su país, de darse la base fundamental o modificarla del poder político. Esto es mucho mas que un derecho universal, es de la esencia del ser humano. Por eso elegir donde vivo, circular dentro mi país, en sus ciudades, en la campiña, e incluso ir a los extranjeros, se conecta con otros derechos conexos a los que afecta, como son además del derecho a la libertad el principio de la no discriminación.
El Muro de Berlín entonces si bien puede significar un símbolo, una idea o parte de la historia, en realidad es una referencia permanente para activar a la sociedad civil a revelarse e insurgir contra el totalitarismo y la manipulación de sus derechos humanos de quienes utilizando la voluntad política por sobre la dignidad humana, hacen creer al mundo que un muro es protección y en realidad es una herramienta de tortura y violencia para someter y anular el espíritu de libertad.
4.- Otros muros están naciendo.
El ser humano sigue siendo, a pesar de la historia, el único que tropieza dos veces en la misma piedra. Ciertamente persisten barreras que dividen a países, pueblos y familias desde México a Cisjordania, de Sahara occidental a las Coreas. Las barreras de separación se remontan desde las grandes civilizaciones del pasado, con el Imperio Chino (Muralla China) o Romano (Muralla de Adriano).
Las razones para construirlas varían, defensa, combatir la violencia, la inmigración ilegal, facilitar la paz entre grupos en conflicto, pero el resultado siempre es el mismo: separar y atemorizar.
Hoy asistimos con preocupación a la construcción de nuevos muros en America del Sur, más sofisticados, imperceptibles a la vista, pero mucho más peligrosos y dañinos a la dignidad humana. Las divisiones ideológicas en sociedades a las que se les quiere imponer una determinada forma de vida, de concepción política y adhesión irrestricta a un partido y al seguimiento automático a la voluntad del líder.
Estas nuevas formas de caudillismo son el reflejo de la intolerancia al pensamiento pluralista, que para asegurar la no huída a otros ideales o formas de vida, no trepidan en construir este nuevo muro cuyos bloques ya no son de cemento y alambradas sino de exigencias al ciudadano: renuncia al ejercicio de su poder, aceptación de un nuevo régimen político, cambiado en contra de su voluntad, a pesar de haberla manifestado en las consultas refrendarias que se le hacen.
El nuevo muro que se pretende construir en países del continente americano, que se declaran “socialistas revolucionarios”, es tan dañino como el que se destruyó en Berlín, es más nefasto porque al no verse, no se percibe la discriminación, la línea que escinde, que separa a los que abrazan la Revolución –que gozan de todos los privilegios- de aquellos que la contrarían o adversan y por ese solo ello se les llama “los fascistas”. Los años corren, cae un muro pero se levanta otro cada vez más fuerte, el lenguaje y la discriminación son los mismos. Los resultados siempre serán los mismos, habrá que esperar para verlo. Es cuestión de tiempo, el ser humano se niega a aprender de las experiencias del pasado.
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