Permítanme que comienze por el principio. Cuáles son las principales necesidades del estado moderno? En qué orden de prioridad?
1. Asegurar la propia seguridad (Policía, Ejército, servicios secretos)
2. Asegurar su viabilidad económica. (Agencias de recaudación de impuestos)
3. Mejorar la economía, para poder obtener mejores resultados de la recaudación de impuestos.
4. La justicia. Fundamentalmente orientada a la inculpación de quienes atentan contra las leyes dictadas por el estado para proteger su seguridad y su economía
5. Educación. Siempre son necesarios mejores burócratas y más fieles administrados
6. Asuntos sociales. Es importante mantener tranquilos en casa a quienes vía intervención del estado se ha condenado a la pobreza y la necesidad
7. Cultura. Tranquilos y satisfechos de haberse conocido.
Me olvido de algo?
No, el estado moderno, el que nos toca vivir, no defiende nuestros intereses y su labor de “protección” no es mejor ni peor que la que podríamos experimentar poniéndonos en manos de cualquier mafioso siciliano armado.
Defender el derecho de una víctima a perdonar a su agresor no nace del deseo buenista de que todas las vícitmas perdonen a sus agresores. No nace desde la miopía de un sueño anarquista irrealizable. No se trata de dejarles a ustedes todos indefensos ante los criminales. No pretende ensalzar la impunidad. No lo hago para regresar al ojo por ojo. Pero tampoco es un mero ejercicio intelectual. La motivación es denunciar cómo el peso del aparato estatal anula por completo la legitimidad individual.
Se trata de provocar un debate sobre cómo devolver la relación entre sociedad e individuo a niveles más equitativos. Lo cual no está libre de problemas:
• La tendencia natural de todo grupo social es, mediante la conservación del orden, asegurar la paz, la armonía y la estabilidad. Para ello se sirve de la moral, los rituales y la religión: la Tradición. Es ésta una tendencia útil y necesaria para hacer posible y dar valor a la vida en común. Nace de la legítima voluntad de cada individuo en busca de seguridad propia.
• Esa tendencia se convierte, pero, con el tiempo y de forma más o menos inconsciente en un determinado sistema de Orden. Este sistema de Orden es aceptado sin plantearse en qué medida cumple siempre los objetivos de los que nace. El Orden se autoalimenta, la moral se internaliza.
• Frente a este Orden Social encontramos los valores individuales. Hablo de originalidad (frente a la tradición), pasión (frente a la norma social establecida), excelencia (frente a la jerarquía sobreordenada), creatividad (fente a “lo-que-siempre-ha-sido-así”) y el logos (frente a la fe) Éstos son los valores que nos convierten en actuántes de nuestra propia vida, absolutamente indispensables para el funcionamiento de una sociedad. De cualquier sociedad.
Las tendencias de la sociedad y de los valores individuales se encuentran, en no pocas ocasiones, en una situación de conflicto no solucionable en la cnsecución de una “sociedad ideal” o “perfecta”. Estamos ante un conflicto que debe permanecer para siempre pues sólo así aseguramos nuestra esencia: individuos en sociedad.
Ni el individualismo absoluto, ni la búsqueda de una sociedad ideal serán capaces de acercarnos a nuestros deseos (armonía, paz, seguridad) de manera más efectiva que un modelo en el que el diálogo entre los valores individuales y la tendencia social ocupen el lugar privilegiado que corresponde.
Y regresamos al problema del que partíamos: la justicia y su aplicación como ejemplo de la controversia entre el Orden internalizado y el individuo.
Nadie mejor que Kant para ayudarnos a dilucidar los términos en que se desarrolla el conflicto. Mirando su “Anthropologie in pragmatischer Absicht”, 1772-1796, Hamburg 1980, S. 287 podemos sacar las siguientes reglas:
A. Ley y Libertad sin Violencia (Anarquía).
B. Ley y Violencia sin Libertad (Dictadura).
C. Violencia sin Libertad ni Ley (Barbarismo).
D. Violencia con Libertad y Ley (República).
Lo que Kant denomina anarquía es lo que yo llamo anraquía inocente-utópica. Tal vez fuese mejor apoyarse en Rothbard, quien nos permite estipular un sistema en el que es posible defenderse de la injusticia haciendo uso de la violencia pero sin necesidad de un ente que la monopolice. La clasificación quedaría así:
A. Ley y Libertad sin Violencia (Anarquía inocente-utópica. Todos somos buenos, nadie es violento).
B. Ley y Violencia sin Libertad (Dictadura).
C. Violencia sin Libertad ni Ley (Barbarismo).
D1. Monopolio de la Violencia con Libertad y Ley (República. El individuo deja de ser parte del conflicto).
D2. Agencias de seguridad privadas en competencia = Violencia con Libertad y Ley (República liberal).
El último modelo presenta un problema: y si las “agencias de seguridad” se convierten en bandas mafiosas? La naturaleza humana conlleva un aspecto que he olvidado conscientemente hasta ahora: la ambición por el Poder. Justamente la querencia por el Poder es el argumento que me separa de adoptar como propias y como las mejores las soluciones puristas anarquistas.
Idealizar un problema, o su solución, no es el mejor camino para retomar el diálogo entre el Orden social del Estado y las necesidades del individuo. Pero renunciar a cualquier forma de diálogo acurrucándonos bajo el protector manto del Orden que tenemos supone anteponer el valor de lo social frente al valor de lo individual, error éste que es el padre y la madre de todas las dictaduras.
Por ello considero que el sistema judicial ha abandonado completamente la representación de la vícitima como único y verdadero agraviado por un agresor para convertirse exclusivamente en garante del orden social. Orden social en cuyo nombre el Estado crece y nosotros desaparecemos en el océano de números de los ordenadores de Hacienda.
Denunciando la absoluta impunidad con que el estado ignora la voluntad de una víctima no justificamos la agresión ni protejemos al agresor. En un caso la víctima pide el perdón para su agresor … y si fuese al revés? Si el Estado, su “Justicia” hubiese impuesto una pena al agresor que en ningún modo fuese mínimamente aceptada como reposición por la victima? Eso ocurre todos los días y nadie se rasga las vestiduras. El principio que subyace en ambas decisiones es exactamente el mismo: la vícitima no es tenida en cuenta. El Orden Social subyuga al individuo. No existe el diálogo Orden Social-Individuo. Faltan pocos pasos para que aceptemos una dictadura como la mejor forma de protegernos.
No Comment! Be the first one.